lunes, 2 de noviembre de 2009

UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL
Facultad de Educación
Licenciatura en Educación Comunitaria con Énfasis en D.H.
Pedagogías Críticas
Docente: Piedad Ortega
Estudiante: María Esther Rojas Z.


Las Políticas de Educación y de Cultura
Henry A. Giroux


En tiempos de conflicto no solo en nuestro país sino a nivel mundial, nuestra misión como estudiantes y futuros docentes debe estar encaminada hacia la lucha por la democracia, entendiendo mediante los diferentes tipos de lenguaje, formas de comunicación y prácticas sociales el significado del poder y la lucha.

En la escuela tradicional cubierta por una ideología conservadora, ha predominado un discurso dominante, mediante el cual el conocimiento se ha de transmitir a los estudiantes como un producto de consumo para que éstos operen “eficazmente”, allí las escuelas se encargan de dar continuidad a una cultura “común”. Dentro del discurso dominante podemos destacar formas de educación en donde la pedagogía carece de una teoría adecuada, adolece de comprensión crítica y su discurso es limitado e incapacitante para los estudiantes negándoles a construir sus sueños y a su vez, subordinándolos a una lógica instrumental, preparándolos para el mercado del trabajo y adaptarlos a la sociedad.

Este discurso dominante puede ser transformado por un discurso de libertad y valor cívico mediante la comprensión de la relación conocimiento/poder y cultura/política.

De ahí surgen teorías alternativas sobre las prácticas de la educación mediante una actitud crítica dando lugar a pensamientos y pedagogías que se interrelacionan con diversas formas de conocimiento y prácticas sociales a fin de desarrollar un discurso crítico en donde:

1. Se genere un compromiso con la democracia.
2. Surjan cuestionamientos sobre los presupuestos del conocimiento y prácticas educativas.
3. Abra nuevos camino para investigar posibilidades de educar a los estudiantes para convertirse en ciudadanos activos y críticos.
4. La escuela se convierte en un escenario instruccional y cultural, a fin de enseñarle a los estudiantes a apropiarse en forma crítica de los códigos y vocabularios.

Para construir una teoría crítica de la educación la escuela y el docente deben:

1. Contribuir a desentrañar las relaciones vividas que caracterizan a las culturas escolares.
2. Desarrollar una pedagogía crítica que cuestione y ponga de relieve la importancia de generar expectativas a los estudiantes.
3. Que brinde una participación activa a los subordinados.
4. Que respete los anhelos y ambiciones.
5. Vincular el conocimiento y el poder.

El conocimiento crítico brinda a los estudiantes y docentes una instrucción como grupos inmersos en la sociedad, mediante culturas, políticas, historias, tradiciones y experiencias cotidianas a fin de que se apropien de la cultura dominante, en donde debe surgir una nueva sociedad libre de racismo, sexismo, dominación étnica y de clases.

Uno de los factores primordiales para que se genere una sociedad en las condiciones anteriores, es el papel del educador como intelectual transformador y cuyo accionar debe estar enfocado hacia un pensamiento crítico al tiempo que debe manejar unas relaciones de cultura/poder, conocimiento/intereses humanos, teoría/práctica:

El intelectual transformador con su pensamiento crítico debe:

1. Comprometerse con un diálogo crítico.
2. Luchar por condiciones ideológicas y materiales necesarias para desempeñar de la mejor forma su papel de transformador.
3. Reflexionar, leer, compartir su trabajo con otros, producir y publicar sus logros.
4. Abrir espacios para un discurso y una acción creativa/reflexiva.
5. Desarrollar una pedagogía emancipatoria que relacione lenguaje y poder.
6. Tomar experiencias populares como un factor trascendental en el proceso de aprendizaje.
7. Ayudar a los estudiantes a reorientar las experiencias primarias en sus vidas.
8. Construir el lenguaje de la posibilidad. Un lenguaje que proponga cambios amplios en la educación.
9. Generar necesidades políticas y pedagógicas que posibiliten formas emancipatorias de potencial social en estudiantes y docentes.


Educación de Maestros y la Política de Compromiso: el caso de la pro escolarización democrática.
Henry Giroux
Peter McLaren


En 1890 “la educación de los maestros estaba inmersa en vidas mecánicas de rutina sin lugar a la individualidad, ideas, independencia, originalidad, estudio e investigación”. Así mismo en 1930, “la visión del maestro era ser un trabajador rutinario frustrando el desarrollo de los maestros como intelectuales del conocimiento crítico” .

Para Willard y Holmes, la educación de los maestros debería estar fundamentada en un trabajo intelectual y ser transformadores críticos de la escuela y la sociedad global.

Durante los años de 1927 al 1953, algunos voceros del New College, destacaban la importancia de la apropiación, integración de erudición, teorías educativas y prácticas profesionales del maestro; la capacidad de una comprensión de la vida intelectual, moral, social y económica de la gente. También su interés por los aspectos democráticos (dentro de las dinámicas civiles) para la transformación social.

Así, el intelectual descrito por Foucault, “cuyo trabajo radical de transformación, cuya lucha contra la represión sea sostenida en una institución específica donde él se encuentre a sí mismo en los términos de su propia habilidad, los términos inherentes a su propio funcionamiento como un intelectual”

En síntesis, el intelectual transformador es aquel que ejerce formas de práctica intelectual y pedagógica que intenta insertar la enseñanza y el aprendizaje directamente en la esfera política argumentando que la escolarización representa al mismo tiempo una lucha pro significado y lucha por relaciones de poder:

1. Su práctica está basada en un discurso moral y ético.
2. Se preocupa por los sufrimientos y lucha de los que están en desventaja y en la opresión.
3. Es capaz de analizar intereses y contradicciones variados dentro de la sociedad.
4. Capaz de articular las posibilidades emancipatorias y de trabajar hacia su realización.
5. Trata a sus estudiantes como agentes críticos.
6. Utiliza el diálogo.

Contrario a lo que es el discurso dominante ya que en él están ausentes las concertaciones para democratizar escuelas e impulsar a los estudiantes a convertirse en ciudadanos críticos y activos.

Para lograr un trabajo de transformación en la lucha por las relaciones de poder es necesario:

1. El debate actual debe analizar críticamente las condiciones ideológicas y materiales.
2. Desarrollar un nuevo lenguaje de democracia, ejercicio del poder y la posibilidad.
3. Desarrollar una visión de la formación de maestros que los defina como intelectuales transformadores.
4. Definir la escolarización como parte de una constante lucha por la democracia.

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