El Gobierno ha propuesto la construcción de seis nuevas grandes cárceles para terminar con el grave problema de hacinamiento en los centros. Sin embargo, los internos y sus representantes denuncian que han sido diseñadas para la tortura psíquica y física.-
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La respuesta que el ejecutivo de Juan Manuel Santos ha propuesto a la crisis carcelaria del país ha sido la creación de más prisiones al estilo de las estadounidenses, centros que atentan contra la dignidad de las personas, según denuncia Uldarico Florez Peña, abogado defensor de Derechos Humanos y presidente de la Fundación Brigada Jurídica Eduardo Umaña Mendoza.
Esta iniciativa tampoco sería suficiente para solucionar la grave situación de los internos del país, ya que el problema es mucho más profundo y se deriva de malas políticas criminales del Estado relacionadas con el entendimiento de la sociedad y con el conflicto interno colombiano.
Por ello, el Movimiento Nacional Carcelario, que agrupa a los presos, defiende medidas como una amnistía para los reclusos encarcelados por motivos políticos derivados del conflicto y una rebaja del 20 por ciento para las penas de todos los presos.
En estos términos, Flórez habló con The Prisma desde Bogotá para analizar la política penitenciaria del país, en la última entrega sobre la crisis carcelaria de Colombia.
El gobierno ha admitido el problema de Derechos Humanos en las cárceles por el hacinamiento y la falta de asistencia sanitaria. Para acabar con el problema, ha propuesto la construcción de una serie de cárceles. ¿Están satisfechos con esta solución?
¿Qué características tienen?
Estas cárceles son meros cubículos donde se introduce a seres humanos como transportando pollos. Lo pudo constatar la comisión del Congreso de la República que las visitó.
Después de vivir en estas condiciones, lo que el estado devuelve a la sociedad es otro delincuente. El problema del hacinamiento se va a solucionar cuando el estado establezca de una forma democrática y concertada una política criminal que sea realmente transparente, junto a los líderes de los comités de derechos humanos y los reclusos.
El presidente Juan Manuel Santos se posicionó y reconoció que en Colombia hay un conflicto y que dura más de 50 años. El régimen anterior de Álvaro Uribe, por ejemplo, decía que no lo había, sino que había una amenaza terrorista. La declaración de Santos quieren decir, jurídicamente, que debe de haber prelación a los convenios de Ginebra y al derecho internacional humanitario y reconocer que hay presos políticos.
Al respecto, el vicepresidente señaló que no los había, pero el hecho de que haya un conflicto es porque hay otro sector que está enfrentado con el estado. La definición técnica que plantea el derecho internacional humanitario es que son prisioneros de guerra porque están alzados en armas y fueron capturados en combate. En este sentido, uno de los puntos gruesos que defiende el Movimiento Nacional Carcelario es que se promuevan formas como las que plantea el derecho internacional, como una amplia amnistía que pueda abrir las puertas a la negociación con los sectores en conflicto.
¿En el país se respetan el derecho a la defensa y las garantías judiciales?
No. Acompañado al nuevo modelo carcelario, se ha impuesto el modelo acusatorio norteamericano. En él, los defensores públicos lo primero que le dicen a la persona es que acepte los cargos. Eso significa que el abogado no hace ningún esfuerzo para hacer una buena defensa, lo que conlleva que no haya un debido derecho de defensa.
¿La Ley de Seguridad Ciudadana ha contribuido al hacinamiento?
De los cerca de 7.500 presos políticos que existen en el país, la mayoría de ellos son campesinos, obreros, periodistas o intelectuales y no pertenecen a grupos insurgentes.
Esta propuesta sería uno de los elementos que podría llevar a que disminuya el hacinamiento. De acuerdo a lo que pasó en los anteriores ocho años de gobierno de Álvaro Uribe, en el país se firmó una Ley de Justicia y Paz que, supuestamente, cumplía todos los estándares, y personas que cometieron gravísimos crímenes de guerra fueron condenados a cuatro y ocho años de cárcel. Es el caso del general Santoyo, que realizó “chuzadas”, que patrocinó el asesinato de varios dirigentes de Asfades. Algo que han confesado los mismos paramilitares que fueron extraditados, sobre cómo vivían y tenían una red criminal del Estado para cometer ese delito.
La mayoría de estas personas, están prácticamente en libertad. Entonces, no es posible que personas que tuvieron que delinquir por necesidad, que se alzaron en armas o a opositores, no se les de una rebaja del 20 por ciento. La sociedad no lo va a ver bien, pero es darle una oportunidad a estas personas para que se reintegren en la sociedad.
fuente: http://www.theprisma.co.uk
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