MEMORIA HISTÓRICA EN EL ESCENARIO DE LA CÁRCEL
María Esther Rojas
María Esther Rojas
“El que olvida corre el riesgo de ser hijo del autoritarismo; el que recuerda tiene la posibilidad de ser padre de la democracia…
Sólo la memoria evitará que el Poder legitime lo arbitrario.
Solo la memoria puede evitar que el poder alcance su objetivo: Construir una cultura de la desaparición”
PALABRAS CLAVE: Memoria Histórica, Escenario Carcelario, Conflicto, Vulnerabilidad, Actores, Redignificación, Resignificación, Opresión, Metodología, Historias de Vida.
INTRODUCCIÓN
U
n trabajo sobre memoria histórica al interior de las cárceles no es posible sin la participación de los actores que en ella confluyen, ya sea por situaciones de orden social como de delincuencia común y organizada, o por injusticias que prevalecen en un sistema tan coercitivo como el nuestro.
Es a partir de ese contexto, donde se debe resaltar el aporte de hombres y mujeres que encontrándose en situaciones de vulnerabilidad como aquellos que subsisten en el escenario carcelario, tengan la oportunidad de construir sus memorias y así dar lugar a la apertura de nuevos espacios de dignificación de la palabra, puesto que siendo víctimas de las injusticias sociales o de su propia ley, es importante reconocer el carácter dignificante, democrático y de resignificación de la memoria histórica desde esos escenarios.
El presente ensayo es una aproximación a lo que sería un trabajo investigativo referente a la memoria histórica desde el escenario carcelario; podríamos decir que se trata de una propuesta metodológica que nos llevará a la comprensión de la realidad social que se vive al interior de las cárceles, en este caso la cárcel “La Picota”, siendo ese el escenario de la práctica pedagógica investigativa que me concierne. Así mismo trataré de abordar el tema de la memoria histórica a partir de la importancia de las experiencias de actores que confluyen en este escenario mediante conceptos y categorías como identidad, territorio, poder y cultura, entre otros.
Para ello, haré una breve contextualización del escenario carcelario para articularlo al problema de la cárcel junto a la violación de los derechos humanos. Luego, me referiré a los trabajos de la memoria a fin de concebirla como una poderosa herramienta de apropiación y resignificación de la condición humana frente a la vulneración de los derechos fundamentales de las personas privadas de la libertad, a partir de conceptos de apropiación como la autobiografía, las luchas políticas y conflicto, como elementos dinamizadores de la memoria; finalmente, haré una aproximación a una metodología para empezar a construir la memoria histórica desde estos escenarios y articularlo con nuestro papel de agentes emprendedores de la memoria histórica.
Dentro de este trabajo, se evidenciarán dos aspectos a tener en cuenta para darle un sentido a la memoria histórica desde el escenario carcelario. Por un lado, el aspecto metodológico que no es más que el de considerar una técnica que sirva como herramienta para reconstruir las historias de vida de quienes configuran la cotidianidad, es decir, la realidad social que se vive al interior de las cárceles, lo cual es el reflejo de la situación que vivimos en nuestro país, como fruto de la violación de los derechos humanos, el conflicto interno, la guerra, la drogadicción, el narcotráfico, el tráfico de influencias, entre otros.
Por otro lado, las la importancia de historias de vida que se han configurado a lo largo y ancho del escenario carcelario, como la propia vida de aquellos que en un espacio limitado tratan de sobrevivir a un sistema opresivo, indolente y generador de una violencia estructural que dentro de sus políticas procura instaurar métodos para una “posible” mejor convivencia y resocialización pero a la vez demostrando con hechos reales su ineficacia para lograr tales fines.
BREVE CONTEXTUALIZACIÓN DEL ESCENARIO QUE NOS COMPETE
La cárcel La Picota ha sido uno de los centros penitenciarios más importantes de Colombia. Durante los últimos setenta años; sus celdas han sido lugar de reclusión de peligrosos actores como narcotraficantes, guerrilleros, paramilitares, delincuentes comunes y también de inocentes que terminaron en problemas con la justicia sin haber quebrantado la ley.
El INPEC dentro de su papel “resocializador”, pretende construir una política carcelaria y penitenciaria “más humana” mediante la construcción de un nuevo establecimiento cuya capacidad está destinada para albergar a 3.466 internos. Las instalaciones estarán conformadas por áreas destinadas a la salud, producción, educación, capacitación y deporte, lo cual permitirá al interno una actividad integral, facilitando su rehabilitación y reintegro a la sociedad.
Esta condición constituye una innovación en los proyectos al permitir y facilitar que la población pueda estar involucrada en procesos tendientes a la resocialización. “Con la entrega de esta nueva construcción se reducirá el 4.6% del hacinamiento carcelario en el país. El nuevo centro penitenciario y carcelario La Picota, hace parte del programa del gobierno nacional para reducir el hacinamiento en las cárceles del país, creando cerca de 23 mi nuevos cupos carcelarios, cambiando las escuelas del crimen y las ratoneras, por centros de resocialización dignos” .
Para un educador comunitario, es tan importante la construcción de un espacio que reivindique los derechos fundamentales de la población carcelaria, pero sería mas valioso que las nuevas políticas dieran paso para construir en los nuevos escenarios, nuevas políticas que incidan en la reivindicación y el fortalecimiento de la memoria histórica del escenario carcelario, puesto que los proyectos de infraestructura, los avances tecnológicos, el desarrollo urbano, entre otros, no pueden dejar pasar el tiempo, ni permitir que el olvido y el silencio frente a sus historias de vida sean ocultadas y acalladas por las elites políticas que se han preocupado más por mantener una cultura de sometimiento y dominación frente a aquellos que han perdido su condición de libertad.
EL PROBLEMA DE LA CÁRCEL
La permanente y habitual crisis del Estado Colombiano en el campo social, económico, político y jurídico, se refleja de forma más aguda al interior de las cárceles, donde cotidianamente se violan los más elementales derechos a la vida y la dignidad humana, acallando las voces y borrando la memoria de aquellos que de una u otra forma perdieron sus derechos civiles y políticos, pero que no han perdido su dignidad y su condición de sujetos de derecho.
El marco jurídico de protección a las personas en reclusión lo conforman un conjunto de normas y jurisprudencia de carácter nacional e internacional, que contienen el reconocimiento de los derechos de las personas privadas de la libertad, las garantías mínimas en el suministro del tratamiento penitenciario y carcelario y los mecanismos de protección que se pueden activar para exigir el respeto y la garantía de los derechos humanos .
Sin embargo, los sitios de reclusión en Colombia están inmersos en una situación de graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos; así, el gobierno nacional pretende esconder esta realidad con la implementación de una nueva cultura penitenciaria basada en la construcción de más establecimientos de reclusión a nivel nacional, bajo el modelo del Buró Federal de Prisiones y con el apoyo de los Estados Unidos.
En ese sentido, el contexto carcelario es una traducción de la vida de seres humanos, oprimidos por la misma fuerza hegemónica del Estado, y desde este escenario aquí surge una pregunta que, desde el campo de mi investigación iré tratando de resolver: ¿Quiénes son las personas capaces de construir la memoria, de los hechos más relevantes que acontecen al interior de las cárceles en Colombia? Y ¿Quiénes son las personas capaces de sacar del encierro esas memorias y convertirlas en memoria oficial?, que a lo sumo resueltas, abren nuevas posibilidades de reivindicar la memoria de esas vidas olvidadas y permitirles asumir su papel como sujetos de derecho en nuestra sociedad.
Es así como la memoria histórica, desde los escenarios de la prisión cumple con un papel altamente significativo como mecanismo cultural, político y social a fin de fortalecer el sentido de pertenencia y apropiación por parte de los diferentes actores del espacio como compensación de la aceleración de la vida contemporánea y fuente de seguridad, frente a la nueva vida que el individuo tiene que asumir, en donde a la vez, tienen que afrontar múltiples tensiones y conflictos tanto de horror y olvido.
Por ello, la cárcel es el escenario en el cual la memoria y el olvido, la conmemoración y el recuerdo se tornan cruciales cuando se vinculan acontecimientos traumáticos de carácter político, social, cultural, religioso, ideológico, entre otros, puesto que estas situaciones intervienen de manera central en el individuo combinando aspectos éticos y morales no fáciles de resolver por la conflictividad de este escenario y por la necesidad apremiante de construir órdenes democráticos en los que los derechos humanos estén garantizados para este tipo de población independientemente de su condición .
La temporalidad compleja en la cárcel
Concebir el tiempo al interior del escenario carcelario implica introducir los procesos históricos y la propia subjetividad humana, puesto que aquí el tiempo histórico está vinculado a unidades políticas y sociales de acción, a seres que actúan y sufren a sus instituciones y organizaciones (Koselleck, 1993:14). Es decir, aquí los sentidos de la temporalidad se establecen de otra manera, puesto que el presente contiene y construye la experiencia pasada y las expectativas futuras. En ese espacio limitado y reducido, es donde se produce la acción humana. Es aquí donde se producen los procesos de significación y resignificación subjetivos para la comprensión de sus experiencias y la conformación de nuevas coyunturas.
LOS TRABAJOS DE LA MEMORIA
Elizabeth Jelin, en su obra Los “Trabajos de la Memoria”, plantea una constante tensión entre el temor al olvido y la presencia del pasado. Por una parte, los grupos se empeñan en constituirse como garantes de la conservación histórica; y por otra, la institucionalidad quiere negar o esconder (muchas veces destruyendo los lugares de recuerdo) un pasado que resulta vergonzoso.
Por eso, hablar de los trabajos de la memoria desde el escenario carcelario, requiere incorporar memorias y recuerdos en lugar de revivir y actuar. La libertad es una expectativa y su pérdida como objeto de fijación (como un derecho) mediante la cual el sujeto debe desprenderse progresivamente. Es por ello, que la memoria debe contribuir a dar sentidos diferentes al concepto de libertad tradicional, ya que al transformarse este concepto el sujeto acepta ciertos elementos reprimidos, pues al concebir la libertad de otras formas adquiere a su vez, otras posibilidades de convertirse en agente ético y político (La Capra, 2001:144. Pág. 15).
La importancia de la memoria autobiográfica y colectiva
Una persona privada de la libertad, no por ello ha perdido su capacidad de recordar u olvidar, y cada una de esas personas tiene sus propios recuerdos que no pueden ser transferidos a otros. Ello define su personalidad e identidad y la continuidad de sí misma en el tiempo; por esa razón, la memoria autobiográfica tiene mayor durabilidad que otras, y cuanta más dramática es la experiencia vivida, mayor es la posibilidad de ser reinterpretada por otros sujetos.
El contexto carcelario no sería la excepción de convertirse en un escenario donde las memorias individuales están siempre enmarcadas socialmente, y precisamente el olvido se explica por la desaparición de esos marcos o parte de ellos. De ahí, la memoria social, es reforzada por la pertenencia social, es decir, por el grupo. La memoria individual se desdibuja en lo colectivo. Pero acá es donde cobra importancia la memoria colectiva como producto de interacciones múltiples, donde necesariamente se encuadran marcos sociales y en relaciones de poder.
Como resultado de ello, lo colectivo de las memorias es el entretejido de relaciones sociales y memorias individuales, en diálogo de unos con otros, en estado de flujo constante, constituidas por códigos culturales compartidos. El acontecimiento como tal, será expresado en forma narrativa convirtiéndose en la manera en que el sujeto construye un sentido del pasado, una memoria que se expresa en un relato comunicable, permitiendo que el pasado cobre sentido a través de una carga afectiva donde se construye un compromiso nuevo entre el pasado y el presente.
El conflicto como elemento dinamizador de la memoria
El conflicto se ha reconocido también como un elemento fundamental en el escenario carcelario para la construcción de la memoria, pues hacer escuchar las voces de las víctimas y victimarios que buscan una reivindicación de sus delitos no es un trabajo neutro. De este modo, se ha analizado cómo la interacción con los diferentes actores de este escenario, las subjetividades e intersubjetividades en juego y los procesos de selección y presentación de la información, inevitablemente llevan una impronta de quienes se empeñaron en recopilarla y organizarla. Así, el trabajo colectivo de memoria conlleva a un gran desafío para los actores: pasar de la memoria en función del pasado, a la memoria en función del futuro.
Las luchas políticas por la memoria
En el escenario carcelario confluyen diferentes actores que se ubican en procesos de confrontación y lucha frente a otras interpretaciones, otros sentidos, o contra olvidos y silencios. Actores militantes del escenario político que usan el pasado, colocando en la esfera pública sus interpretaciones y sentidos con el fin de establecer, convencer o transmitir sus diferentes narrativas para que puedan ser aceptadas.
Estos actores que se convierten en constructores de la memoria a través de sus narrativas, son los actores que luchan por el poder, que legitiman su posición en vínculos privilegiados con el pasado afirmando su continuidad y su ruptura.
De ahí la importancia de centrar la mirada sobre conflictos y disputas en la interpretación y sentido del pasado, y en el proceso por el cual algunos de los discursos o relatos logran desplazar a otros y convertirse también al interior de las cárceles en hegemónicos.
METODOLOGÍA PARA SENSIBILIZAR LA CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA
Para recopilar y representar las memorias en el escenario carcelario será viable utilizar variadas técnicas de investigación, entre ellas entrevistas sobre historias de vida con grupos focales, de diferentes actores del escenario: funcionarios públicos, desmovilizados, combatientes de guerrillas, presos comunes, militares, coordinadores de áreas, entre otros; se harían recorridos al interior del penal para hacer un reconocimiento del espacio con funcionarios del INPEC y algunos de los internos; se realizarán cartografías sociales, mapas mentales y talleres de memoria, estos últimos específicamente con población carcelaria. A lo largo de esos procesos de recopilación se hará especial énfasis a la perspectiva de memoria de internos que llevan muchísimos años en prisión con el propósito de darles voz a quienes nunca habían sido escuchados.
En este espacio es importante construir una ética comunicativa a fin de fomentar un acercamiento dialogal y deliberativo que posibilite participación de los diferentes actores del escenario y a la vez situarlos en procesos educativos y pedagógicos frente a la construcción de la memoria histórica. También se haría un trabajo documental y estadístico para enmarcar las memorias en los procesos históricos y contextos relevantes, con el fin de tener un acercamiento a las problemáticas más apremiantes de la institución que han venido vulnerando los derechos fundamentales de los internos y develar la cadena que refleja la tragedia de la condición de reclusión en Colombia, el abandono y opresión en que se encuentran inmersos.
La revisión documental es fuente importante, por lo tanto en el proceso de investigación se irá realizando. Las Versiones Libres de ex reclusos y la documentación institucional y estadísticas del Departamento Administrativo Nacional de Estadística –DANE-, del Sistema de Información de Población carcelaria, desmovilizada de Acción Social. Aquí también se dará importancia a la perspectiva de género a través de la desagregación, cuando fue posible, de los datos cuantitativos
En este proceso metodológico, es importante darles voz a los líderes para potenciar el trabajo de reivindicación de la memoria a fin de fortalecer las huellas de las experiencias vividas –objeto de la memoria-, desde las diferentes interpretaciones de sus protagonistas. De esta manera, mientras los acontecimientos se fijan en el pasado, las huellas, en toda su diversidad interpretativa, son susceptibles de reactivación y debate, y pueden constituirse en aportes a lo que se ha denominado las «políticas de la memoria». Las múltiples memorias no se construyen por fuera de los procesos históricos, de los cuales el escenario carcelario no está exento, sino que forman parte de ellos, se entretejen con los contextos políticos e interactúan con las memorias institucionales.
Con este trabajo investigativo se pretende también reconstruir los escenarios de interacción de la memoria: que no son más que los procesos históricos de poder desde donde se ha reproducido a su vez, el clientelismo político, el conflicto armado y la presencia del Estado a través de las políticas dirigidas al ámbito carcelario, vistas por los funcionarios y los usuarios de sus servicios.
En la cárcel, como en otros escenarios de conflicto, las únicas memorias con las cuales, al parecer, no se ha podido interactuar, son las memorias, o mejor, los silencios de los victimarios, a pesar de constituir esta interacción un derecho básico de las víctimas. Pero también es importante reconocer los espacios en donde han confluido víctimas de delitos que jamás han cometido y sin embargo se encuentran pagando condenas injustas.
Desde esa perspectiva, se hace necesario hacer un acompañamiento no solo en la consolidación de los procesos de interacción de la memoria, sin también visibilizar la necesidad de que se garantice desde afuera una asistencia técnica para que estas personas tengan acceso a la justicia , como derecho fundamental, puesto que el reivindicar los derechos particularmente de estos grupos vulnerables que sufren, principalmente, del olvido frente a sus valores y cultura por parte de la élite política o dominante que no considera las importancia de las particularidades de las personas privadas de la libertad. En este caso, la memoria se convierte en un poderoso agente dinamizador de la justicia.
“El problema de la memoria frente a la situación carcelaria, debe abordarse desde hacer un cuestionamiento por la gravísima violación sistemática de los DDHH. La memoria frente a estas graves violaciones alcanza el rango de una obligación ética, moral, solo para quienes asumen una defensa de la dignidad humana” .
NUESTRO PAPEL COMO AGENTES EMPRENDEDORES DE LA MEMORIA
Nuestro papel como agentes emprendedores de la memoria en este proceso de investigación ha sido el de acompañar y visibilizar esos procesos de transformación individual y social de las personas privadas de la libertad en el escenario carcelario.
Como Licenciados en Educación Comunitaria con Énfasis en Derechos Humanos, nuestro propósito debe ser el de construir un canal pedagógico que nos permita tener un acercamiento a esas vidas; conocer cómo funcionan esos lugares creados para la resocialización y la resignificación, en donde conviven a diario aquellos seres humanos que por razones de la vida tienen que pagar una condena ya sea por ser autores de delitos atroces o porque han luchado contra un sistema político hegemónico que no les ha brindado la oportunidad de reafirmar sus conceptos ideológicos.
Finalmente, debemos apuntar a construir una memoria histórica al interior de los establecimientos penitenciarios a fin de lograr superar el abandono e invisibilización en que se encuentran las personas privadas de la libertad y cuya base se encuentra cimentada en las injusticias, la hegemonía política, las desigualdades, la marginación, entre otros; todo ello con el fin de aportar elementos pedagógicos para la resignificación de la vida y el respeto a los derechos humanos para una sana convivencia. De ahí, que la construcción de memoria histórica jugaría un papel decisivo para que se revisen las políticas públicas que reivindiquen la situación de la población carcelaria en general y echar de lado la idea de que las cárceles en Colombia son calabozos o mazmorras de muerte donde se encierra a delincuentes y no a seres humanos, y negarles la oportunidad de redignificar y resignificar sus vidas.
BIBLIOGRAFÍA
JELIN, Elizabeth. La Trabajos de la Memoria, Ed. Siglo XXI, España, Argentina, 2001.
LA TIERRA EN DISPUTA. Memorias de despojo y resistencia campesina en la costa Caribe (1960-2010). Gonzalo Sánchez G. Coordinador del Grupo de Memoria Histórica. Absalón Machado y Donny Meertens. Relatores de la Investigación sobre Tierras y Conflicto.
INPEC. Nuevas Políticas para la construcción del modelo penitenciario.
BRIGADA JURIDICA “EDUARDO UMAÑA MENDOZA”. Experiencia sistematizada acerca de las capturas masivas en el Municipio de Arauquita, cárcel de Arauca. Asistencia Técnica de Defensores de DD HH. Año 2008. Arauca.
TRASPASA LOS MUROS. Derechos, Tratamiento y Protección de las Personas Privadas de la Libertad. Cartilla Octubre de 2010.
1 comentario:
Good day! Would you mind if I share your blog
with my myspace group? There's a lot of folks that I think would really appreciate your content. Please let me know. Thank you
Here is my web site ... ford ranger
Publicar un comentario